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“En España no estamos preparados para hablar de la corrupción”

Rodrigo Sorogoyen, director de El Reino
Póster de la película El Reino

Nuestro compromiso con LA ÉTICA y LA TRANSPARENCIA, con el BUEN GOBIERNO en empresas e instituciones (incluidos los partidos políticos), nos ha llevado a entrevistar a Rodrigo Sorogoyen, director de El Reino, una película magnífica que nos habla sobre la corrupción que hemos vivido en España durante esta última década, tanto en la política como en el mundo empresarial.

Yolanda del Valle, Responsable de Comunicación & MarketingYolanda del Valle
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El vacío se abre bajo los pies del protagonista de El Reino, Manuel López-Vidal, cuando su nombre salta a los informativos de todas las cadenas de televisión del país involucrándole en una trama de corrupción de su partido.

Sin decirnos de qué partido se trata, eso no es lo relevante en esta maravillosa historia, Rodrigo Sorogoyen, director de esta magnífica película merecedora de muchos Goyas en la próxima edición de estos premios, nos traslada a una ciudad costera que nos recuerda mucho a Valencia y nos hace codearnos, desde la butaca del cine, con la corrupción más hortera de este país, con esa corrupción nada elegante (alejada de esas grandes películas como El Padrino que resultan tan glamurosas cinematográficamente) que tiene ese tufillo hortera, cutre, a mariscadas, clubes de señoritas de alterne y regalos para comprar favores.

Sin poderlo remediar, Rodrigo Sorogoyen nos interpela constantemente y nos obliga a emprender una huida hacia adelante con Antonio de la Torre, el espléndido actor que da vida al político corrupto autonómico con pretensiones a saltar a la arena política nacional que se convierte, sin esperarlo, en el cabeza de turco de su partido cuando los medios de comunicación destapan la trama de corrupción.

Sorogoyen, en esa huida frenética del protagonista para no ser el único que cargue con toda la culpa, no nos deja casi ni respirar y, a veces, como para que tomemos un poco de aire, nos para en seco para reflexionar sobre la naturaleza misma de la corrupción.

Desde Francia, donde está trabajando en su próxima película que, como nos comenta por teléfono, “no tiene nada que ver con la corrupción”, nos atiende amablemente para responder a esta entrevista que aborda, no solo el viaje personal que como director y ciudadano le lleva a contar esta historia, sino también el pan nuestro de cada día para los españoles: la corrupción de sus políticos, sean del signo ideológico que sean.

L.C: Desde el comienzo de la crisis económica en España, hace una década, se han destapado muchos casos de corrupción en la política y en el mundo empresarial. Parecía muy necesario, hasta saludable, diría yo, abordar este tema desde el cine, desde el mundo de la cultura. La única película que recuerdo es “El hombre de las mil caras” (2016) del director Alberto Rodríguez…

¿Por qué crees que, siendo los argumentos tan cinematográficos, todos esos personajes de la trama Gürtel o de las distintas tramas de corrupción de distinto signo político que han desfilado por todos los medios de comunicación, no se han rodado durante estos años en España más películas sobre la corrupción política?

R.S: No te sabría decir exactamente por qué, pero tengo mi teoría. Yo creo que si no se habla de algo es porque no estamos preparados para hablar como sociedad. Eso está claro y pasa históricamente dependiendo de las sociedades, de la cultura de cada país… Hay veces que hace falta un tiempo para que esa sociedad pueda hablar de esas cosas.

Aquí ha habido una autocensura, que nos hemos puesto nosotros mismos, y no ha habido ni hay un debate político ni democrático sano, pero sí que creo que cada vez lo hay más. Está claro que es una evidencia que, uno, siendo un tema muy importante; dos, que le preocupa al ciudadano; y tres, como tú bien has dicho, bastante potente cinematográficamente, no se ha hablado de la corrupción.

La única razón que te puedo dar es esa: que no hemos querido mirar ese problema. ¿Por qué no hemos querido mirar? Porque somos un país con una alta tolerancia a la corrupción y no miramos al problema de cara…

Rodrigo Sorogoyen, director de El ReinoL.C: ¿En qué momento, en ese trabajo con Isabel Peña, coguionista de la película, decidís contar la historia de Manuel, un político autonómico con aspiraciones a saltar a la arena política nacional que se convierte en el cabeza de turco de su propio partido cuando los medios destapan una trama de corrupción en la que está implicado?

¿En qué te inspiras? ¿En algún político en particular? La historia ocurre en una ciudad costera que nos traslada inevitablemente a Valencia y nos recuerda a la trama Gürtel. ¿Os inspirasteis en este caso de corrupción en concreto?

R.S: Sí. Nos ha inspirado la trama Gürtel, porque es muy mediática y había mucha información sobre ella en los medios. No porque le tengamos manía, sino porque había mucha información por la cobertura que le han dado los medios de comunicación y había personajes muy interesantes, muy pintorescos; pero yo creo que el personaje que más nos ha inspirado es realmente Bárcenas con esa amenaza de tiro de la manta. Hay un thriller propio en ese personaje.

¿Qué pasa? Que luego el personaje de nuestra película no se parece en nada a Bárcenas, porque no hemos querido retratar ni a Bárcenas ni al Bigotes ni a nadie. Hemos intentado normalizar, humanizar al personaje, y no hacer una caricatura ni una descripción de ningún personaje real, porque eso no le conviene a la película en el sentido de que el espectador no se hubiera identificado tanto con el personaje como nosotros queríamos.

Nosotros queríamos que el espectador siguiera, para bien y para mal, a nuestro protagonista, que estuviera con él, y que lo juzgara desde una perspectiva totalmente libre. Si hubiéramos hecho una película sobre Bárcenas o El Bigotes, hubiera habido un prejuicio por parte del espectador porque ya tiene mucha información sobre ellos, y lo que nosotros queríamos era retratar a un tipo de lo más normal posible, sin nombre ni apellidos, con un nombre tan normal como el de nuestro personaje: Manuel López-Vidal.

No es una película sobre el PP ni sobre la corrupción en ningún otro partido. Es una película sobre la corrupción, sin más.

“El personaje que más nos ha inspirado es realmente Bárcenas con esa amenaza de tiro de la manta”

LC: ¿Para hacer esta película os habéis entrevistado con políticos o empresarios corruptos? ¿Cómo os habéis documentado para escribir el guion?

El Reino, de Rodrigo SorogoyenR.S: Nos hemos documentado leyendo mucho y viendo muchas noticias, que la verdad han sido una gran fuente de documentación; pero también quisimos entrevistarnos con gente de partidos políticos, de la judicatura, con periodistas…

Por ejemplo, con Álvaro Pérez, El Bigotes, sí que nos vimos en varias ocasiones. Lo que queríamos era simplemente pasar un tiempo con él y mirarlo a los ojos, ver cómo era… No por ser un corrupto en sí, sino por ser un ser humano, una persona que está en esa situación.

La principal regla que seguimos Isabel y yo, y también Antonio de la Torre, que interpreta a Manuel López-Vidal, el protagonista de la película, y que nos seguía en todos nuestros encuentros y entrevistas, era no juzgar a nadie. Nosotros no queríamos juzgar a nuestro personaje. Nuestro personaje está metido en una trama corrupta, pero queríamos que el espectador juzgara con toda la libertad del mundo si es malo o bueno.

¿Quién es malo o quién es bueno? Si has cometido un crimen está claro que la Justicia tiene que hacerte pagar por ello; pero no estamos haciendo una película para demostrar que los malos tienen que pagar, sino para intentar entender qué le pasa a esta sociedad, qué les pasa a estos individuos, qué les pasa a estos partidos. Y, lo que hemos hablado antes, por qué hay tantos casos de corrupción y tanta tolerancia a la corrupción.

Para realmente responder a algunas de estas cuestiones y acercarnos a la verdad, no tenemos que juzgar a los corruptos, sino intentar entender y ver cómo son como seres humanos, cómo son como personas.

“No tenemos que juzgar a los corruptos, sino intentar entender y ver cómo son como seres humanos”

L.C: La corrupción que reflejas en la película es muy hortera. No es nada elegante. Tiene ese tufillo a mariscadas, clubes de señoritas de alterne y regalos para comprar favores, como el Rolex que aparece en una secuencia en esa fiesta privada en un yate.

¿Nace esta historia de vuestra propia indignación como personas del mundo de la cultura ante todos los casos de corrupción que hemos conocido estos años en España?

R.S: No, no como gente del mundo de la cultura, sino como ciudadanos. La gente de la cultura española no se siente de la cultura española porque en España no se premia ni se valora la cultura. Te lo digo con gran conocimiento de causa.

Ahora estoy preparando mi siguiente película en Francia, por eso no puedo estar contigo en Madrid y estamos hablando por teléfono, y no te puedes imaginar la diferencia si comparamos con España.

Para bien o para mal, ni Isabel ni yo nos consideramos del mundo de la cultura. Nosotros nos consideramos ciudadanos ante todo y toda nuestra indignación vino como ciudadanos.

L.C: La película estuvo en el Festival de cine de San Sebastián y, después, en un pase privado en Madrid, justo antes del estreno en los cines el pasado 28 de septiembre, y a ese pase acudieron políticos como Cristina Cifuentes o Juan Carlos Monedero. Me resulta gracioso porque ideológicamente están en las antípodas y les vimos juntos en el cine. Creo que hasta se hicieron alguna foto juntos.

¿Compartieron contigo o con Antonio de la Torre su opinión sobre la película?

Rodrigo Sorogoyen, director de El ReinoR.S: A Monedero lo vi en el pase, pero no hablé con él, no lo conozco, y solo leí el tuit que publicó en Twitter.

Con Cristina Cifuentes sí que hablé porque fue una de las personas a las que entrevistamos cuando estábamos trabajando en el guion. En ese momento no había ocurrido el caso del máster en el que se ha visto implicada y era aún presidenta de la Comunidad de Madrid. La verdad es que fue muy amable con nosotros durante las dos reuniones que mantuvimos con ella, se leyó el guion y nos dio su opinión. Quisimos invitarla al pase en agradecimiento por su tiempo y sus notas al guion. Cuando hablé con ella me dijo que le había gustado mucho la película…

L.C: ¿Enriqueció Cristina Cifuentes entonces el guion con sus opiniones?

R.S: Sí, pero no te vale tanto su opinión, a mí por lo menos, como estar con ella y ver cómo respira, cómo habla, cómo se mueve…

L.C: La película humaniza mucho al político…

R.S: Sí, totalmente…

L.C: Hay una secuencia que me gustaría comentar contigo. Una en la que Manuel está llamando por teléfono en un bar en el que un cliente se queda con el cambio que le da un camarero aun sabiendo que le está dando dinero de más.

Pareces invitar al espectador a reflexionar sobre la naturaleza misma de la corrupción. Groucho Marx decía que todos tenemos un precio. ¿Todos somos susceptibles de ser corruptos?

R.S: Todos tenemos un precio, sí. Hay quien tiene un precio más alto o más bajo. El precio no tiene porqué ser solo dinero; pero sí, esa escena habla por sí misma…

L.C: ¿Crees que la sociedad está un poco anestesiada ante la corrupción? ¿Por qué no castigamos a los políticos en las urnas? En las últimas elecciones generales ganó el PP de nuevo, aunque ahora esté el PSOE gobernando. ¿Se puede decir que no abrimos los ojos ante la corrupción?

R.S: Por supuesto. No somos un país que se preocupe por estos temas, que mire lo que tiene que mirar. Nos indignamos en el bar tomando una caña y arreglamos el mundo en el bar; pero luego no lo arreglamos con acciones reales o con acciones serias y conscientes. No nos interesa eso, solo la queja fácil.

L.C: Hay otra escena que me gusta mucho de la película. La del balcón. La gente se reía mucho en el cine y yo también me reí muchísimo. Provoca la risa de los espectadores esa ingenuidad de los corruptos que les hace creer que no han hecho nada malo hasta el punto de justificarse ante sí mismos y los demás. ¿Qué opinas de que un thriller como el tuyo provoque la carcajada del público?

R.S: Es algo totalmente intencionado. A mí mismo me ha pasado que, viendo las noticias y escuchando una grabación de un hijo de puta que se está quedando con mi dinero, me entre la risa por cómo se expresa o por las barbaridades que dice. Ponemos al espectador en la situación de preguntarse a sí mismo por qué se ríe si le están robando. Además, son muy cómicos por lo mucho que se justifican y por la impunidad con la que se creen. Son personajes tan cercanos a nosotros, de nuestro mismo país o nuestra misma ciudad; pero por otra parte tan alejados y tan pintorescos, que me gusta ponerlos en un balcón sufriendo sin entender qué les ha hecho el mundo. Me hace mucha gracia, la verdad.

“Los políticos corruptos son muy cómicos por lo mucho que se justifican y la impunidad con la que se creen”

L.C: El corrupto se siente muy solo e incomprendido. ¿Después de rodar esta película has llegado a entender al corrupto? ¿Te has puesto en sus zapatos?

R.S: La palabra “entender” es muy amplia y no quiero que se malinterprete. Nuestra responsabilidad como contadores de historias es intentar entender. La responsabilidad de Antonio de la Torre como actor es una responsabilidad con el cine de intentar entender a este personaje. Eso no significa que justifiques acciones como las de Bárcenas, por ejemplo. No es eso.

Si te das cuenta, en la película nunca vemos a Manuel López-Vidal robando. Lo ves cuando está metido en esa trama de corrupción destapada por los medios y su huida hacia delante. Lo que yo entiendo realmente es su huida hacia adelante.

El protagonista se pregunta, ‘¿me estáis traicionando todos y yo no puedo traicionaros?’ Si te das cuenta, la película nunca pone de parte al espectador de un ladrón que roba, sino de parte de un ladrón que ya ha robado muchísimo y que debería pagar por lo que ha hecho; pero que se pregunta a sí mismo ‘qué está pasando aquí, si yo creía que todos éramos impunes, por qué me está pasando esto a mí’.

L.C: La música compuesta por Olivier Arson es un personaje más y, sin duda, indispensable en el ritmo trepidante de la película. ¿Hasta qué punto ha sido importante la banda sonora para crear esa atmósfera de tensión que te hace seguir a Manuel por todas partes en ese delirio que sufre cuando los medios le relacionan con la trama corrupta?

R.S: Todos los elementos cinematográficos van en esa dirección. El montaje, la fotografía, el uso de la cámara.... Para mí la música es muy importante. Hay películas en las que me gusta que haya más música y otras en las que me gusta que haya menos, pero esta película desde el principio me la imaginé con mucha música acompañando al espectador y dándole esa invitación a huir y no pararse a reflexionar. Todo esto tiene mucho que ver con lo que queríamos contar Isabel y yo en la película.

Rodrigo Sorogoyen, director de El ReinoL.C: Hay un personaje, Amaia, la periodista, interpretada excepcionalmente por Bárbara Lennie, que nos habla de los medios de comunicación como un poder controlado por otro poder. Amaia es una mujer inteligente, fuerte, con carisma y ambiciosa que me recuerda mucho a Ana Pastor, una estupenda periodista que trabaja en La Sexta.

Hace unos días la Ministra de Justicia, Dolores Delgado, hablaba de limitar la libertad de expresión para controlar las fake news (las noticias falsas). Hay quien podría pensar que tras estas declaraciones hay un intento de controlar a los medios.

¿Crees que los medios de comunicación han ayudado estos años a mantener a gobiernos corruptos y contrarios al bien común en el poder? ¿Crees que no han contribuido a que se lleve a cabo esa regeneración política tan necesaria en España?

R.S: Es difícil contestar a estas preguntas. Depende. Unos sí, otros no, como los ciudadanos.

Los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad y siempre pueden hacer más. ¿Son irresponsables? Sí, muchas veces. ¿Son necesarios? Por supuesto, y menos mal que están ahí. ¿Hay algún medio de comunicación que sea estrictamente pulcro? Pues no. Están dentro del sistema y cada uno baila como puede.

En la película hemos intentado que se refleje una generalización, que siempre va a ser injusta, sobre lo que nosotros opinamos del papel que juegan hoy en día los medios de comunicación. Hemos creado a Amaia, un personaje fuerte, buena profesional y ambiciosa, pero que está metida en un juego en el que a lo mejor está a disgusto, pero que también le viene bien.

Sin embargo, intentamos redimirla en la última escena, cuando se quita el pinganillo y dice lo que creo que todos los ciudadanos quieren decirle a ese político corrupto, y lo hace saltándose todas esas reglas del sistema en el que ella misma ha entrado para tener un programa de televisión en el que cree que podrá decir muchas cosas de las que piensa.

Seguramente todos los periodistas aspiran a ser totalmente independientes, creen que pueden serlo y quieren serlo y, cuando de repente se dan cuenta de que no es tan fácil, se preguntan ‘qué hago, ¿lo dejo o sigo luchando por ello?’ Es un tema muy complejo.

Rodrigo Sorogoyen, director de El ReinoL.C: Hay otra secuencia en la que Manuel, vicesecretario autonómico, y Paco (el actor que lo interpreta es Nacho Fresneda) rinden cuentas a su partido. La Ceballos, interpretada maravillosamente por la actriz Ana Wagener, que nos recuerda mucho a Rita Barberá, les pregunta por qué se metieron en política y los dos enmudecen.

El espectador parece estar sentado con ellos en esa sala de Juntas, o al menos así me sentí yo. ¿Pretendías otra vez lanzar la pelota al tejado del espectador para que él mismo intentara encontrar la respuesta?

R.S: Sí, la película interpela constantemente al espectador. Es una película que quiere dialogar con el espectador todo el rato.

L.C: La soledad del político corrupto y la traición de sus compañeros de partido son dos constantes que vertebran la historia ¿Está tan solo el corrupto como lo está Manuel en su película? Y esto me recuerda mucho al Sr. Bárcenas (extesorero del PP) y a la Sra. Rita Barberá (alcaldesa de Valencia durante casi dos décadas) a los que su partido, el PP, dio la espalda.

R.S: Digamos que está más solo. Hay una constante que es que, cuando las cosas te van bien, tienes muchísimos amigos y, cuando te van mal, pues no tanto. Ahora, que todo el mundo, hasta tus mejores amigos, te traicionen, que es lo que le pasa a nuestro protagonista en la película, pues tampoco voy a afirmar que eso sea así. Seguro que siempre te queda por ahí algún amigo de verdad que ha estado a las malas y sigue a tu lado.

L.C: ¿La solución es expulsar al político corrupto del reino, es decir, del poder, o el reino está tan corrompido que con eso no se soluciona nada?

¿Cuál es la solución para que esta sociedad cambie y seamos más intolerantes con la corrupción? ¿Quizás la educación en valores?

R.S: Es algo muy complejo y yo solo hago películas. No tengo la solución.

Está claro que la educación es algo muy importante y que se ha ninguneado en España. Hay un trabajo por parte de las instituciones para educar mejor, pero también hay un trabajo por parte de los padres, y de nosotros mismos como sociedad y como individuos, de educar a nuestros hijos en valores, cosa que no hacemos. Tengo muchos amigos que tienen hijos y no me gusta cómo les educan. Yo no tengo hijos y estoy seguro de que, si los tuviera, cometería muchísimos errores. Es un tema muy complejo…

“Hay un trabajo, por parte de las instituciones y de nosotros mismos como sociedad, de educar a nuestros hijos en valores”

L.C: Te lo comento porque leí unas declaraciones del hijo de Bárcenas, Willy Bárcenas, en las que consideraba desproporcionada la condena a sus padres, asegurando, además, que su padre no es ningún ladrón y que pone la mano en el fuego por él. Supongo que Willy Bárcenas ha crecido viendo como algo normal lo que hacía su padre y el entorno de su padre…

R.S: Desde luego. Tiene mucho sentido que Willy Bárcenas opine lo que opina…

L.C: ¿Podríamos decir que la corrupción es consustancial al poder?

R.S: Cuanto más poder, más impune te crees, está claro. Un político que tenga mucho poder se cree más impune y, en la corrupción, hay algo que hace que los corruptos crean que lo que están haciendo es necesario, de no creer que son corruptos, de justificarse ante sí mismos. Cuanto más poder, más fácil es corromperse y más fácil es justificarse, más fácil que te creas que te mereces un premio.

“Cuanto más poder, más fácil es corromperse, y más fácil es justificarse y creerse impune”

L.C: Ahora la sociedad parece que está pidiendo a las empresas más transparencia y ética en los negocios. De hecho, con la reforma del Código Penal de 2015, se responsabilidad a la persona jurídica ante la comisión de posibles delitos en su seno. ¿Crees que la corrupción se puede cortar mediante leyes que sirvan para prevenir delitos o que condenen más duramente a los corruptos, o hemos dejado de creer y de confiar, no solo en los políticos, sino también en la Justicia?

R.S: Sí, hemos perdido la fe en la Justicia desde el momento en el que te meten en la cárcel por cantar una canción y, sin embargo, ves criminales en la calle que han robado y no entiendes por qué están en la calle. Es normal que hayamos perdido la fe en la Justicia. Otra cosa es que la podamos recuperar.

Lo que sí es cierto es que no tiene nada que ver la impunidad del año 2006 o 2007 con la que hay ahora. Ahora un corrupto está más acojonado, menos mal, y el ciudadano, poco a poco, debería ir creyendo un poco más en la Justicia; pero queda mucho camino por recorrer.

L.C: Antes de despedirnos, porque sé que estás muy ocupado trabajando en Francia en tu nueva película, ¿tiene algo ver este nuevo proyecto con la corrupción o cambias de registro?

R.S: Nada que ver. Es la continuación de un corto que hicimos hace dos años que se titulaba Madre y con el que ganamos un Goya. Es una historia más intimista y transcurre en Francia. No tiene nada que ver.

Créditos fotos:
Fotos cedidas por DYP, oficina de prensa, eventos, marketing y RR.PP. Fotógrafo: Julio Vergne.

Rodrigo Sorogoyen

Guionista y director de cine.

Rodrigo Sorogoyen, guionista y director de cine

Estudia en la ECAM la especialidad de guion y empieza trabajar desde muy joven como guionista de series de televisión. Con 25 años codirige la película "Ocho Citas". Después comienza a trabajar como guionista y director en la productora Isla de Babel en series para proyectos de televisión como "Impares", "La pecera de Eva" o "Frágiles".

Junto a tres socios crea en 2011 Caballo Films y consiguen sacar adelante la película "Stockholm" con guion de Isabel Peña y el propio Sorogoyen. La película se convierte en una de las revelaciones del año. Financiada a través de crowdfunding, recibe excelentes críticas y gana numerosos galardones como tres Biznagas en el Festival de Málaga (incluidas mejor director y mejor guion novel); tres medallas del círculo de escritores cinematográficos (incluido mejor director novel); el Premio Feroz a la mejor película del 2013; y el Goya al mejor actor revelación en 2014. Rodrigo fue también nominado al Goya en esa edición en la categoría de mejor director novel.

Su cortometraje “Madre”, protagonizado por Marta Nieto, gana en la edición 2017 del Festival de cine de Málaga el Premio del Público y el Premio a la Mejor Actriz de Cortometrajes. A partir de ese momento, este corto es seleccionado para participar en numerosos certámenes, incluyendo el Festival Internacional de Cine de Toronto, y obtiene más de cincuenta premios en varias competiciones nacionales e internacionales, entre ellos el Goya al Mejor Cortometraje de Ficción y el Premio José María Forqué a Mejor Cortometraje.

Con Isabel Peña ha escrito los dos últimos guiones de sus largometrajes “El reino” y "Que Dios nos perdone". Esta última película, estrenada en 2016 y nominada a dos premios Forqué (Mejor Largometraje y Mejor Actor Protagonista), siete premios Feroz y seis premios Goya (entre ellos Mejor Película, Mejor Guion y Mejor Director), fue galardonada con el premio al mejor guion en el Festival de cine de San Sebastián (2016), además de recibir numerosos premios y reconocimientos en festivales internacionales. Roberto Álamo, su actor protagonista, obtuvo el Premio Goya, Premio José María Forqué y Premio Feroz al Mejor Actor Protagonista.

Rodrigo Sorogoyen está ahora trabajando en Francia en su nueva película: "Madre", largometraje basado en el cortometraje antes mencionado.

FILMOGRAFÍA:

  • El reino (2018)
  • Madre (cortometraje, 2017)
  • Que Dios nos perdone (2016)
  • Stockholm (2013)
  • Ocho citas (2008)